Le convertirán en embajador del mundial, su contrato sería vitalicio, el PSG estudia fórmulas para eludir la presión del límite económico y juntar al mejor ataque de la historia. A Leo Messi le gustaría ir con Luís Suárez al PSG pero sabe que eso es imposible ya que no entran todos.
Messi, Mbappè y Neymar, con Icardi en el banquillo aunque el centro delantero argentino – que ya tuvo roces con Messi en la cantera del Barça y en la selección argentina – será vendido en el caso de llegar Leo al PSG. Un ataque de ensueño, una plantilla que deberá afrontar un ajuste salario y un futbolista, Leo Messi, que tendrá que entender que el pago salarial deberá de ser diferido a muchos años para que los parisinos no incumplan las normas y vean en peligro su participación en las competiciones europeas.
Messi gana 50 millones netos anuales. En bruto, sumando salario más patrocinadores y eventos, la factoría Messi ingresa 150 millones anuales. Brutal. Número uno mundial y una bendición para el fisco francés así como otro jarro de agua fría para el español que ve como va a dejar de ingresar 100 millones de euros tras perder a Cristiano y a Messi como tributarios. El PSG busca soluciones imaginativas, uno lloran y otros empiezan a pensar que será posible.