Gareth Bale está llevando al límite a sus compañeros de vestuario y lo acabará haciendo con Solari. El técnico argentino llegó a la primera plantilla sabiendo las peculiaridades del galés pero no pensaba que iban a ser tan acentuadas.
En definitiva, Bale va por libre dentro y fuera del campo. Fuera del terreno de juego es un inadaptado que no tiene prácticamente vida social con sus compañeros. Poco o nada se sabe de él cuando no juega.
Dentro del club sucede lo mismo. No tiene amigos a pesar de todos los años que lleva en el club. Las órdenes de su técnico las ignora por completo, escucha, no da una voz más alta que otra pero acaba haciendo lo que le da la gana.
Solari lo sabe y tiene un problema: no sabe cómo abordar el caso Bale. Su anarquía en el campo le empieza a cansar y ya ha trasmitido esto a las altas esferas del club. La actitud del galés empieza a ser ya una obsesión en el Madrid.
Bale es mucho Bale.