El futbolista galés es raro hasta para comer. España, tras seis años, no ha calado en Gareth. Bale no ha querido hablar castellano, nunca le interesó conocer las costumbres y por supuesto de nuestras tradiciones.
Bale, tras el entreno, acude con cierta frecuencia a comer a un restaurante que está a medio camino entre Valdebebas y su casa. Allí cada vez que va, tiene sitio reservado en una sala aparte.
Pero ¿qué pide para comer Bale? Pide siempre lo mismo, un solomillo de alta calidad pero he aquí el problema: pide ketchup para comérselo.
En el restaurante no salen de su asombro cuando Bale pide la famosa salsa de tomate, todo un ‘crimen’ para una carne tan cara y de tanta calidad.
Así es Bale…