La generación de futbolistas ha cambiado. Los de ahora salen por las noches pero no tanto como los de antes. Esto no quiere decir que no se relajen, lo hacen y mucho pero de otra manera.
Los más jóvenes, incluso los cracks, se quitan la presión jugando a videojuegos y en muchos casos hasta altas horas de la noche. Esto ya es conocido por los clubes y dichos hábitos comienzan a preocupar.
Para un futbolista, la falta de horas de sueño es fundamental para el rendimiento en el campo de fútbol. El origen de muchos casos está en el conocido videojuego Fortnite, el juego de moda entre los jóvenes y también entre los futbolistas.
Los jugadores ven menguadas sus libertades ya que cualquier exposición pública tiene repercusión provocando que muchos de ellos vivan metidos en una burbuja donde cada pequeño detalle tiene una dimensión irreal.
Los futbolistas han encontrado su desahogo en el Fortnite. El popular videojuego causa estragos entre las plantillas y algunos clubes ya han detectado que los futbolistas se presentan a las sesiones de entrenamiento matutinas faltos de energía.
El Kun Agüero, Sterling y el City se reúnen por las noches para compartir horas delante del video juego. En el PSG sucede lo mismo entre los jóvenes y en la Real Sociedad han tenido que tomar medidas ya que Theo Hernández ha importado una costumbre que ya tenía en el Madrid.
Allí se juntaba con Asensio, Carvajal, Lucas e Isco para liberarse a nivel mental de la presión y convertirse en chicos de su edad. Un desahogo necesario, una demostración de que los jóvenes no son más que eso y que la presión social del fútbol les deja sin espacio de libertad.
Esto no es nuevo, futbolistas como Anelka cuando militaba en el Madrid ya sufrió este “enganche” por los vídeo juegos.
