Estas declaraciones enfadaron mucho al presidente del FC Barcelona que no entendría por qué el entrenador dio un mensaje tan pesimista y poco esperanzador a la afición.

Laporta estuvo muy enfadado y llego a ser frenado por su equipo de confianza para no tomar una decisión precipitada, por aquellas. Tanto fue así que el máximo dirigente culé decidió no acompañar al equipo a Almería en aquel partido de Liga cuando normalmente siempre acompaña al equipo.

Laporta estaba bloqueado, no supo qué hacer para solucionar los males de gestiones anteriores y la suya actual. No quiso caer en el mismo error de hace años cuando en el avión de vuelta de un partido se “cargó” a Ronald Koeman como entrenador, una decisión que el tiempo demostró equivocada entre otras cosas por la alta indemnización que tuvieron que pagar al holandés.

Laporta se estuvo conteniendo y Xavi, poco a poco, comenzó a asumir que tenía un futuro incierto en el Barcelona, algo que por otra parte también podría estar buscando el técnico actual.